No podría lastimarte sabiendo que tu pelo fue pelusa, que tus dientes eran de leche, tus manos pequeñas, tus zapatillas talle 20.
No podría herirte sabiendo que mediste un metro, y que un momento atrás, supiste ser más pequeño que el puño de mi mano.
No podría mirarte de mala manera, pensando que fuiste tan indefenso y vulnerable, tan ínfimo y minúsculo en este mundo.
No podría maltratarte, ni matarte, ni humillarte, sabiendo que has sido un niño.
/si tan sólo nuestra mirada hacia el otro fuese así, si tan sólo nos miráramos cómo si fuésemos niños, entonces, podríamos aniquilar la violencia/