Quizá hoy todo carezca de sentido, o por lo menos un poco. Ayer había claridad, todo era una mierda y eso estaba bien remarcado, sin dudas que me incomoden la existencia.
Prefiero esos días que marcan bien las emociones, que están de un lado o del otro, blanco o negro, sin esas tibiezas absurdas que te remueven las tripas.
Hoy no sé si es un día de mierda o un día increíblemente hermoso. Estoy esperando ese chasquido, ese click que empuja para un lado o para el otro, o tal vez esté buscando hacerlo yo misma con una acción, o con una palabra que defina.
Qué infelices son los días tibios.