Y recorro tu geografía cómo a un océano, sin conocer tu fin, con la estupenda sensación de saberte entero, para siempre, para mí.
Nunca creí tanto en algo cómo cuándo te descubrí cómo a un ínfimo detalle, entre tantos iguales.
Te conservo calmo y brillante cómo aquel que acaba de conocer su primer amanecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario