Las palabras se estancan acá, y sus incontrolables ganas por herir se sienten cerca, todo el tiempo.
El huracán nunca será calmo mientras esté junto a lo contaminado.
Aunque digan que es pasajero, aunque digan que se termina, el viento áspero y dañino persiste en el aire, cómo la niebla.
Escucho voces en mi interior: respirá, cálmate, déjalo pasar.
Y me digo: no es posible con la angustia, nada de eso es posible con la angustia.
Y no me calmo.
Cuándo duele el pecho por tener sentimientos atravesados no se puede hacer mucho. Y menos cuándo son cosas que quedan por decir y que no salen cuándo tienen que hacerlo, y te odias.
Y no quiero que para todo tenga una respuesta, una excusa, una palabra, una frase, y ninguna de esas sea buena.
Sus mañas me ahogan cada vez un poco más, aunque lo escriba, aunque lo escupa, o lo quiera olvidar.
Hay cosas que no se borran con nada, menos cuándo te logran marcar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario