Primero de Julio
Portazo de bronca, de huída feroz.
Mañana barata de pan y café.
El mozo drogado, que mira a los ojos y pide perdón por el café frío, porque -es el primero de la máquina y sale así-.
El hombre de atrás con su libro de 700 páginas quejándose por la música alta.
Celebro silenciosamente la queja del señor.
Los libros que quiero leer y no puedo comprar, se transforman en historias que necesito descifrar, al instante.
Niebla de más, nublando existencias.
Afuera humedad, cemento y caducidad de felicidad.
La gente no quiere más, la gente no existe más.
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