Intenté escribir algo que me pasaba por la cabeza pero no pude. Porque creo que hay un lenguaje que es único e inexplicable.
El lenguaje de uno, las sensaciones que quedan estancadas en algún lugar del cerebro y mueren en la punta de la lengua. Y me descubro queriendo inventar palabras y letras para explicar algo que no es posible contar.
No se puede, hay cosas que simplemente viven adentro de cada ser, nacen y crecen sin poder ser expresadas. Suelen ser las emociones más hermosas y más maravillosas de nuestra vida.
Y en ese momento en el que me pongo a revolver palabras, letras y frases para intentar contar eso y no encuentro nada, en ese mismo momento, me doy cuenta que eso que me pasa es sólo mío, que soy una especie de cofre con muchos candados imposibles de romper, y hoy, por primera vez entiendo que en muchas ocaciones, no hace falta la necesidad de explicar todo, que las sensaciones más brillantes son de uno y no hay forma de expresarlas por ser tan grandes y magnificas. Jamàs soportarían pasar la barrera que pone la mente antes de regalar las palabras al viento. Entonces tomo conciencia y dejo de querer inventar un vocabulario inexistente para describirte. Tu sensación vive nada màs que en mí.
Escribir es un sutil modo de no cargar con tantas cosas sola, es cómo un "me pasa a mí, pero toma, te comparto un poco de mi mierda y de mis alegrías". Me gustó darme cuenta de eso, y con ésta razón y porque me gusta expresarme, acá estoy con un nuevo espacio dónde les voy a mostrar un poco más allá de lo que se ve. Bienvenidos a mi mundo
viernes, 12 de diciembre de 2014
Mi mente ahora: Noche de viernes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario