sábado, 7 de febrero de 2015

Caminos

Hacía varios días venía pensando en esa ruta que tanto miedo le daba tomar. En esa curva desconocida, que sabía, en muchas ocaciones iba a causarle dolor.
Con el corazón latiendo y el cuerpo temblando durante muchas noches, pensaba y meditaba, se mojaba con lágrimas de esas saladas y espesas, las que dejan la cara tensa hasta que decidis que ya no querés más noches sin cerrar los ojos.
Entonces salió el sol de la mañana, radiante, naranja, hermoso, y se miró al espejo sonriendo.
"Éste soy yo y los cambios no tienen que ser miedo, tienen que ser la puerta a lo grande, la puerta a los lugares más bellos".
Abrió la canilla y se lavó los restos de lágrimas de los días pasados con el agua cristalina.
Tomó la ruta.

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