Hacía varios días venía pensando en esa ruta que tanto miedo le daba tomar. En esa curva desconocida, que sabía, en muchas ocaciones iba a causarle dolor.
Con el corazón latiendo y el cuerpo temblando durante muchas noches, pensaba y meditaba, se mojaba con lágrimas de esas saladas y espesas, las que dejan la cara tensa hasta que decidis que ya no querés más noches sin cerrar los ojos.
Entonces salió el sol de la mañana, radiante, naranja, hermoso, y se miró al espejo sonriendo.
"Éste soy yo y los cambios no tienen que ser miedo, tienen que ser la puerta a lo grande, la puerta a los lugares más bellos".
Abrió la canilla y se lavó los restos de lágrimas de los días pasados con el agua cristalina.
Tomó la ruta.
Escribir es un sutil modo de no cargar con tantas cosas sola, es cómo un "me pasa a mí, pero toma, te comparto un poco de mi mierda y de mis alegrías". Me gustó darme cuenta de eso, y con ésta razón y porque me gusta expresarme, acá estoy con un nuevo espacio dónde les voy a mostrar un poco más allá de lo que se ve. Bienvenidos a mi mundo
sábado, 7 de febrero de 2015
Caminos
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