sábado, 15 de noviembre de 2014

Mosca

Profundo agujero negro cuándo abre la puerta cómo ciego, cómo mudo, como aturdido del afuera, y viene con aspecto de mosca sucia queriendo contaminar el jardín lleno de flores perfumadas, con un cielo eterno, y un sol espléndido.

Empieza explotando su mugre en cada uno, expulsando palabras y frases pegoteadas, filosas cómo el vidrio de un espejo roto.

A mí casi siempre se me clavan muchas palabras en la mente y a veces no las puedo extraer. Duelen cómo tener mil cuchillos atravezados, pero más duelen las que son para ellos, las que por rebote llegan a mí con el triple de fuerza, porque es así, porque el amor es así, y cuándo lastiman al otro el que más sufre sos vos.

Después de la guerra, de repente se olvida y empieza a cantar canciones de cuna hermosas que no le cree ninguno, que oímos con asco y desesperación, en silencio.

Aturde la infinita bipolaridad y me atornilla cada capa de la piel en cada sonido que irradia, que en un rato, no muy lejano, va a convertirse en un nuevo infierno devorador.

Veo los rostros tristes y los ojos llorosos desde mi propia inexistencia mental.
Un panorama que promete empeorar, cuándo vuelva a salir y cargue más mugre en su lengua.

Ya no vas a entrar.

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