A veces no te puedo ver porque te entretenes con palabras paganas que te quieren convencer, y también con los cielos artificiales repletos de brillantina plateada, qué de vez en cuándo te cumple los deseos.
Pero cuándo no te veo te busco.
Ayer te encontré en un pedazo de algodón con forma de nube. Te apretuje y te enbebí en un dulce almíbar. Por un rato fuiste un copo de azúcar.
Hace un rato iba caminando por la calle y apareciste en una pared amarilla, eras letras todas juntas de colores, eras un cartel que decía "Luz, amor", y cuándo te vi fuí color.
El otro día estabas en el interior de una sandía. Eras una semilla qué me miraba y se reía. Me hiciste compañía.
Así te encuentro en la cotidianidad, soles ser lo más lindo, cómo una mariposa, cómo una rosa, cómo la luna más hermosa, o cómo un globo con forma de elefante.
Siempre lo más hermoso, siempre lo más brillante.
Escribir es un sutil modo de no cargar con tantas cosas sola, es cómo un "me pasa a mí, pero toma, te comparto un poco de mi mierda y de mis alegrías". Me gustó darme cuenta de eso, y con ésta razón y porque me gusta expresarme, acá estoy con un nuevo espacio dónde les voy a mostrar un poco más allá de lo que se ve. Bienvenidos a mi mundo
martes, 21 de octubre de 2014
Utopías
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