jueves, 11 de septiembre de 2014

Dos

Volabamos sobre un abismo lejano, nos gustaba su comodidad, el dejar que todo sucediera porque sí. Nada se movía en fín...
Eso que nos mantenía cómodos comenzó a inquietarnos.
Uno empezó a moverse, creando causas de amor por el viento.
El otro respondió el efecto al unísono, trazando un camino perfecto.
Se encontraron en la cercanía, dónde miles de moléculas y átomos idénticos se conectaron en aquel lugar, dónde debían y querían ser eternos para siempre.
Comprendieron que en aquellos tiempos pasados de comodidad, el milagro no iba a suceder mientras permanecieran igual, que el milagro sucedería únicamente cuándo tomen la decisión de mover el mundo juntos, de perforar la atmósfera y romper todo esquema del tiempo. Ahí, en ese instante, el milagro sucedería para dos.

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