domingo, 14 de septiembre de 2014

Para vos, siempre

Crear el instante perfecto es creerlo, es afirmarlo, es contemplarlo, es verlo en tu propia mente.
Llevalo con vos, miralo una y otra vez cómo si estuvieras viendo tu película favorita, tu foto más preciada, o tu momento más hermoso, (qué es ese), Memorizalo, vivilo, disfrutalo. Qué hermoso se ve.
Es irreal ahora, pero está pasando.
Me veo viviendo eso que siempre creí inalcanzable. Es mi propio paraíso, el que construyo aquí y ahora, en éste momento, para calcarlo en el instante en qué tiene que ser.
Soy paciente. Soy tiempo perfecto. Sé que el momento siempre está más cerca y nunca más lejos de lo que está.
Me gusta llevar ésta historia al más allá, me gusta escribirla en éste preciso momento, en el qué no estoy en aquel punto del tiempo, pero si mentalmente.
Viajo hacía allá en todo minuto, miro el paisaje y me enamoro de cada color y cada forma.
Hay horas grises cómo el adoquín o cómo la tinta de ésta lapicera. Hay horas rojas cómo la luna eclipsada, en las qué sonrío y veo el destino más cerca.
Hay segundos azules, cómo el océano, frío cómo tal, en el que quisiera no haberme sumergido nunca.
Y están los instantes del color de sus ojos, esos son los más maravillosos e increíbles, son los que me siento más cerca que cualquier cosa, más allá que nunca, más a su lado cómo todavía nunca estuve.
Éste preciso segundo pertenece al color de sus ojos.
Se ve la luna por mi ventana, suele ser la celestial, la mensajera. Te siento, la miro, y te veo. Siempre tan brillante y enérgico, tan distante y tan cerca.
Te quiero cómo a la vida. Lo sabés. De una palabra, llega éste texto a la cabeza cómo una voz que intenta mostrarme el camino.
Qué la escuches, que el cielo te grite mase fuerte mis versos.
El punto de encuentro existe en el tiempo.
No es cuestión más que de tiempo.
Para vos, siempre.

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