El silencio me enseñó a escuchar aquellas cosas que no necesitaban de Ningún tipo de palabras ruidosas.
Aprendí que no era necesario decir nada, si en medio de un calmo silencio, nos abrazabamos fuerte, y el corazón se encargaba de decir todo en cada fuerte latido.
Me enseñó a mirar a los ojos, a detectar cada grito desesperado que se percibe en las pupilas.
El silencio era un eterno paraíso de sentidos encontrados.
En las oscuras noches, dónde uno se encuentra con uno mismo y se empieza a preguntar cosas, vamos creando un pequeño mundo sin ruidos en nuestro interior. Sea de recuerdos, de sueños, de preocupaciones, Sea de lo que sea, en la infinidad de aquel silencio, todo sonido se crea desde adentro.
¿O nunca les pasó de sentir ese cansancio de que estuvimos hablando todo el día, y cuándo nos ponemos a pensar, esa sensación sólo nació de las conversaciones qué tuvimos con nosotros mismos? Y eso pasa sin ni siquiera balbucear una palabra a otro ser, sino a nuestro ser.
Una cación, un deseo, un sueño, un cuento, todo nace de un mismo lugar, de la misma silenciosa melodía interna, y poco a poco, cuándo deseamos que todo eso nazca, nuestro interior hace repercusión lentamente en nuestra voz, creando aquello que llamamos "Palabras".
Escribir es un sutil modo de no cargar con tantas cosas sola, es cómo un "me pasa a mí, pero toma, te comparto un poco de mi mierda y de mis alegrías". Me gustó darme cuenta de eso, y con ésta razón y porque me gusta expresarme, acá estoy con un nuevo espacio dónde les voy a mostrar un poco más allá de lo que se ve. Bienvenidos a mi mundo
lunes, 29 de septiembre de 2014
Silencio
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